La evolución de la humanidad nos ha revelado muchas cosas. Algunas son verdades de la naturaleza, que son inmutables, y otras de la sociedad, que responden a su situación evolutiva. De esta última hay dos realidades que hoy parecen indiscutibles:

1. La Democracia no es un sistema perfecto; sin embargo, nos ha permitido desarrollarnos sin conflictos y alcanzar un alto grado de desarrollo humano en una sociedad pacífica.

1. La corrupción de las instituciones públicas es el mayor enemigo de la democracia y, por ende, del desarrollo.

La corrupción ataca a la democracia haciendo ineficiente la gestión social del Estado, con el agravante de que ante ojos de la población los recursos para la satisfacción del interés público se desvían para ser aprovechados por intereses particulares.

Siendo así, la corrupción es una enfermedad crónica que debemos atender todos los días. Este mal lo podemos controlar para evitar que sea degenerativo, pero no considerarlo con cura total.

Por ello, la lucha contra la corrupción debemos hacerla juntos todo el tiempo para que, cada vez que haya algún síntoma, atacarlo con contundencia.  Eso solo se logra con un trabajo en equipo permanente que involucra toda la población y, en especial, a las entidades encargadas de fiscalizar la labor del Estado.

En este 9 de diciembre que conmemoramos el Día Internacional contra la Corrupción, el Tribunal de Cuentas se une a esa gesta y redobla su compromiso como entidad encargada de la defensa y recuperación del patrimonio público, en unidad con el resto de las instituciones y agrupaciones que conforman el principal frente de batalla en defensa de la democracia.

La lucha contra la corrupción es de todos y en ella nos jugamos todos los días el futuro de la sociedad.